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viernes, 1 de abril de 2011

Pinceladas políticas en Miró

 ‘’La razón puede dar lugar a la ciencia, pero sólo el inconsciente puede dar lugar al arte’’,  en torno a estas palabras deambula el ideario surrealista, el cual contó con artistas de enorme prestigio y relevancia del panorama artístico español, son el caso de Dalí, Miró y Picasso.
El término surrealista proviene del francés, su significado es sencillo: ‘’más allá de la realidad’’.  Así pues, los ingredientes de los que se nutre este movimiento son la impregnación de lo irracional y de lo inconsciente en sus pinceles. Además, se trata de una corriente sin apenas unidad de estilo, dado que difícilmente pueda coincidir el inconsciente de dos personas. En este aspecto, difiere del modus operandi de otros estilos artísticos, pues resultaría inconcebible un gótico sin una rígida estructura de arcos ojivales o un románico sin una secuencia de arcos de medio punto. Sin embargo,  al igual que el resto de movimientos artísticos,  el nexo entre ideario y características formales de los mismos van siempre de la mano. Por ello, el predominio del mundo onírico, los objetos despejados de su significación tradicional, y  las imágenes equívocas con varias interpretaciones posibles son el eslabón esencial del surrealismo.
 En cada pincelada se intenta liberar al hombre de toda clase de restricciones mentales, de esta manera, este movimiento respondía de forma contundente a un compromiso político del que Miró fue uno de sus máximos representantes. Su fuerte personalidad y complejidad marcó profundamente cada una de sus obras.
El artista decidió tras el transcurso de la Guerra Civil sumergirse en una resistencia silenciosa al exilio, con la que elaboró una serie de interesantes y simbólicos cuadros que marcaron el periodo dictatorial. En este sentido, su actitud en contra de los totalitarismos así como la defensa por la libertad de expresión tintaron cada una de sus obras. Se trata de un pintor arduamente arraigado en su tierra catalana, donde tuvo la oportunidad de conocer a Gaudí y a Joan Prats.
Al igual que otros muchos artistas de su tiempo, adoptó la pintura como vía de escape, como ese punto en el que converge todo su ideario y que quiere trasladar a una sociedad dominada por el terror y la escasez cultural. En este plano, el artista escapa de los cánones establecidos y da rienda suelta a sus propios sentimientos y pensamientos.
A pesar de ello, no proclamó públicamente su discrepancia con las dictaduras, no militó en ningún partido ni tampoco llegó a identificarse con ningún régimen. El autor fue mucho más astuto que todo ello, se integró en plataformas culturales afines a su ideario.
Algo muy característico del artista son sus creaciones de carteles y portadas cargados de tintes políticos. De esta manera, el cartel más emblemático de Miró y en el que mejor aflora su posición respecto al franquismo es el que en 1937 proclamaba ‘’Aidez l’ Espagne’’. Se trata de un auténtico sello de apoyo al gobierno republicano. En esta imagen, es perceptible un payés con el puño en alto invocando ayuda para conseguir la paz. Además, aparecen bien ancladas todas las señas identificativas y relevantes del auténtico Miró. Se plasma su gusto por los colores primarios, sus signos, así como su caligrafía.
De esta manera, está considerado como un artista en el que la corriente cívica y la instrucción corren por sus venas. Es sin duda un pintor comprometido con la sociedad, y al igual que otros muchos, emplea el pincel y el lienzo para hacer ese ‘’grito silencioso’’ de crítica a la situación política en la que vive.
‘’Entiendo que un artista es alguien que, entre el silencio de otros, utiliza su voz para decir alguna cosa, y que tiene la obligación de que esta cosa no sea algo baldío sino algo que sea útil a los hombre’’, afirmó el pintor.

sábado, 26 de febrero de 2011

Jackson Pollock, goteo de sensaciones


El expresionismo abstracto asume el papel de fuente canalizadora de expresiones y fuertes emociones. Una de las personalidades que mayor identidad otorga a este movimiento es el estadounidense Jackson Pollock. Una vez más, el nacimiento de esta corriente viene de la mano del pesimismo desencadenado por la guerra. De esta manera, el conflicto bélico vuelve a ser quien otorgue el disparo de salida de un nuevo estilo arraigado en la máxima espontaneidad y en el florecimiento de los pensamientos más profundos del artista.

El estilo por el que es mundialmente conocido Pollock es el denominado Action Painting. Esta modalidad fue llevada a cabo mediante el empleo de la técnica dripping, caracterizada por el goteo de la pintura dejándola caer libremente sobre el lienzo. El trazo resultante de dicho goteo es la huella de los movimientos del artista, no ya de su muñeca o brazo, sino de todo su cuerpo. Así, el mismo Pollock se convertía en su propio pincel. ¿Qué les pasaría por la mente a pintores como Botticelli o Velázquez al contemplar estas obras? De esta manera, el binomio pincel-caballete quedaba reemplazado por movimiento del artista-lienzo sobre el suelo. La elección del método de trabajo sobre el suelo no es un elemento casual, trabajar sobre el suelo le permitía encontrarse literalmente dentro de la pintura, vivirla, sentirla, habitarla.

‘’Mi pintura no se hace en el caballete. Cuando está en el suelo me siento más cerca, puedo pasearme a su alrededor, trabajar desde todos los costados, estar literalmente dentro de la pintura, esto es al modo de los indios del oeste. He eliminado además todos los utensilios del pintor, como paleta, caballete y pinceles. Prefiero varillas, la llana del albañil, cucharas comunes o simplemente hacer salpicar el color líquido’’, afirmó el artista.

Entre sus obras más relevantes realizadas en esta metodología es preciso mencionar Profundidad total cinco, Senderos ondulados o Bosque encantado.

El autor canalizó la pintura abstracta americana en las vías de la acción, de la energía y de la pasión dramática. Jackson Pollock y sus seguidores fueron fieles creyentes de la propia necesidad interna, idéntica a la que suplicaba Kandinsky unos años antes.

lunes, 21 de febrero de 2011

Marcel Duchamp, la negación

Marcel Duchamp, de origen francés, es una de las principales figuras de la corriente Dadaísta. Este movimiento se caracteriza por su carácter iconoclasta, por lo destructivo, a través del cual manifestaron su rebeldía una serie de artistas y escritores en la Europa desolada y arrasada tras la Gran Guerra. Dadá es negación, oposición y nihilismo cuyas bases se sitúan paralelas  al estilo de otros autores como Nietzsche.
Si por algo es mundialmente conocido Duchamp es por la elaboración de sus famosos ready-mades (ya hechas). La dinámica de estas obras de arte es sencilla y compleja al mismo tiempo. El artista elegía un objeto de uso común al que con la más mínima intervención, ya sea fecha o firma por ejemplo, lo descontextualizaba convirtiéndolo en una auténtica obra de arte. De esta manera, la metodología se reduce a dos labores básicas e insustituibles: selección de objetos y descontextualización.
Ruptura y reivindicación. Con Duchamp y el Dadá  florece el aniquilamiento de las ideas establecidas hasta el momento. ¿Quién se atrevería a mofarse de la mismísima Gioconda? El pincel de este autor fue testigo de ello trazando bigote y perilla a la espectacular obra de Da Vinci, y así haciéndole perder su eminente valor artístico. En el polo opuesto, otorga valor a los objetos industriales al descontextualizarlos, al sacarlos de su ambiente de uso y al colocarlos en el seno de la inutilidad poniéndolos en un pedestal y así exhibirlos como obras de arte.
Entre sus obras de mayor relevancia adquiere especial interés Fuente (imagen adjunta), ready-made con el que consigue su mayor fama. También destacan otros como rueda de bicicleta sobre un taburete o L.H.O.O.Q.
La excepción se hace rutina en el movimiento Dadá. Lo nunca visto preside cada una de las obras de esta corriente. Los dadaístas no intentan propugnar un nuevo tipo de arte, simplemente pretenden acabar con él, destruirlo. Radicalismo, pesimismo y destrucción son los ingredientes de los que se nutren todos estos artistas y el clima que se respira en este ambiente.